La francesa de Santa Bárbara

Sobre La francesa de Santa Bárbara de Gloria Inés Peláez
Por Jeniffer Lizcano Cubillos




Hacer el pan, transportar la harina, besar hombres tristes, soldados que saben a pólvora, a muerte, a vida marchita que aún no ha nacido, a miedo. ¿Qué significa ser una mujer extranjera, madre soltera, independiente y estar ajena a las dinámicas de la sociedad en la Santa fe de principio del siglo XIX? 



La Francesa de Santa Bárbara es una novela de Gloria Inés Peláez que obtuvo el Premio Nacional de Cultura de la Universidad de Antioquia y fue publicada en el año 2009. La historia es narrada por La Francesa, una mujer que cuenta su vida mientras se encuentra en medio de la “reconquista de Nueva granada”. Su presente está cargado de soledad y nostalgia; la guerra, ese monstruo atemporal y sin nacionalidad, se ha llevado a todos los hombres que conoció y a quienes amó. 



Este personaje escribe sus memorias en un intento por explicar su vida, para mantener vivos los recuerdos que la atan a su lugar de origen, que le brindan no solo identidad sino una manera particular de comprender la espiritualidad y su relación con el mundo que la circunda así como con su propia materialidad. Este personaje entiende su cuerpo desde la relación de este con la naturaleza y todas sus necesidades como un flujo que es necesario dejar correr, como un medio para purificar a otros y para hallar la paz. Esta particularidad de su pensamiento la hace mantenerse al margen de la sociedad en la que habita, de sus normas y sus estructuras, por lo cual entra en un cierto aislamiento que la lleva a verse involucrada con facilidad en los avatares de la guerra: alberga, cura y oculta soldados del ejército patriota, guarda armamento, etc. 



Pero la francesa no solo recuerda su pasado más remoto, sino todas las vicisitudes que la llevaron al Nuevo Mundo de la mano de Alexander Von Humboldt, así como su relación con los científicos de la Expedición Botánica, entre los cuales el más relevante para esta es quizá, Francisco José de Caldas, personaje retraído y algo mohíno con quien sostiene una corta pero intensa y trascendental relación amorosa.



Los personajes históricos con los cuales se relaciona la protagonista son personajes expuestos en toda su humanidad, con sus pasiones, miedos y defectos. Caldas es el eterno desengañado, víctima de la traición y la deslealtad; la visión que tenemos de este personaje es la de alguien que no pudo alcanzar la gloria, que murió lejos de sus sueños y deseos, alguien a quien no le alcanzó el genio para hacerse un lugar en su tiempo. La frustración es su eterna compañera y su vocación acaba sepultaba bajo el peso de la guerra. 



La Francesa es un personaje bastante atípico para su época, sobre todo por sus creencias sobre la espiritualidad que están más cerca de las filosofías orientales que de cualquier religión judeo cristiana. Esta manera de entender su relación con lo invisible se vuelve muy importante a la hora de desentrañar este personaje y tratar de comprender sus comportamientos y sus decisiones. La francesa porta como estandarte la libertad y comprende la corporalidad sin el peso de la culpa o el pecado, lo que le permite experimentar su sexualidad de maneras diversas y utilizarla como un medio para trascender. Las escenas eróticas están presentes en la novela y están bellamente trabajadas a partir de la sensación y de las atmósferas. Así, el cuerpo que se experimenta en todas sus formas y a través de distintas transformaciones, es también protagonista de la narración.



Realizar este emotivo viaje por los convulsos años de la independencia y acompañar a este personaje en los recorridos por la memoria llevará al lector a ver desde otra perspectiva este mundo resquebrajado de los primeros años del siglo XIX que tocaron profundamente a quienes vivieron y experimentaron el caos y el horror de aquella época. 



Gloria Inés Peláez abre, con esta obra, una perspectiva desde lo subalterno y marginal que nos dice que todos somos sujetos históricos que nos vemos afectados por los acontecimientos, pero que, al mismo tiempo, somos agentes de la historia, con el poder de cambiar o modificar su flujo en alguna medida.

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Pelaez, G.I. (2009). La francesa de Santa Bárbara. Sílaba Editores.

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